TOUT VA BIEN

TOUT VA BIEN

Breve visita a la Tabacalera y sus múltiples exposiciones:


A modo de merecido descanso en la exhausta tarea del recuento de farolas, árboles, bancos y otras variables del rastro cuya memoria subiré próximamente al blog, nos adentramos en la Tabacalera seducidos por el curiosos título de "Tout va bien" y por lo que desde fuera parecía un gran montículo de bolsas de basura.

Se trataba de la primera expo retrospectiva de Joan Rabascall, con obras desde 1964 según el folleto que ofrecían en la entrada. Sin embargo, para mí, como primera impresión no sería más que una colección de obras que en palabras de nuestro profesor de historia del arte, destacan más por su explicación intelectual que por sus características artísticas como tal.



Consciente de que hasta ahora el valor reflexivo y literario de mi entrada (algo que últimamente me preocupa mucho en este blog) esta constituido por una frase de un folleto y un, por su simpleza, horrible resumen de unos 15 min de discurso de mi profesor sobre la polémica evolución del arte; sobre la marcha he decidido que daré mi opinión sobre esta controversia adjuntando imágenes de la exposición, ya que considero que en estas obras precisamente no es muy complicado imaginar su trasfondo satírico social.





No suelo frecuentar exposiciones de este tipo, pero en los pocos debates sobre el tema que he vivido, el argumento principal de la oposición está basado en el famoso "si eso lo hace cualquiera". Dejando de lado lamentablemente, numerosas y poco honrosas excepciones (no Miró a nadie pero de esto hablaremos otro día), este arte posee un trasfondo intelectual, ya sea en forma de crítica o reflexión, que no está al alcance de "cualquiera". 

En mi opinión, el atractivo de una obra artística reside en lo que consigue despertar en el público, de esta forma la obra perfecta para mí reúne una estética atractiva en la que cada acción del artista contribuye a un significado que de lugar a una reflexión o varias completamente subjetivas pero guiadas por su creador. Pero sin duda lo más importante y la fina línea que separa el arte de aquellas obras en las que parece que se están riendo de nosotros (en lo cual muchos encuentran maestría), es que no sea necesario un texto al lado del cuadro, escultura o composición que genere la reflexión.


Retomando esa contundente idea de lo que he llamado cómicamente la oposición de que "se ríen de nosotros", en este apartado soy bastante más radical y considero que el arte de la provocación no merece ningún reconocimiento. No encuentro mérito alguno en engañar a una sociedad que se basa en las apariencias, la ley de la oferta y la demanda, y en lo que el resto considera de calidad. Se puede crear arte criticando este factor social, pero representar al papa atacado por un meteorito no es la forma de lograrlo.


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